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Mostrando entradas de enero, 2022

Avatares del Hércules C. F. Femenino

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Este equipo nació en 1970, el día de Navidad, por un motivo económico-ludico; tan sólo tres compañeras de aquél enfrentamiento, se quedaron: María Cinta Peña, Maria del Carmen Mira, capitana del equipo y presente en la foto, y María Teresa Aniorte. Siendo la columna vertebral de ese equipo. Fueron llegando chicas y empezaron a disputar partidos amistosos, no era sencillo encontrar rivales. Enrique Vidal enseguida contó con  dieciséis jugadoras; solían ser equipos de la provincia, entre ellos, el Betis Florida, chicas de mi barrio, que acudían al gimnasio de ese centro deportivo y formaron una sección de fútbol también. Eran amigas porque yo iba a ese gimnasio con ellas y a veces, entrenaba con ellas. Nuestro día a día no fue fácil, porque aunque los partidos nos dejaban jugar en La Viña, los entrenamientos era otra cosa. En aquella época, habían pocos campos para realizar nuestros entrenamientos semanales. Porque los que habían estaban ocupados por el fútbol masculino; nos teníamos...

El origen del Hércules Femenino

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Esta foto corresponde al primer partido que disputó el Hércules C.F. femenino, el 25 de noviembre de 1970. Ese año nació de manera casual. Dos compañeras: Maria del Carmen Mira Hurtado y María Cinta Peña (D.E.P.) iban al instituto de Babel (era el único mixto), después llamado Figueras Pacheco, y las chicas que estudiaban PREU querían recaudar

El Día Después

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Han transcurrido 24 horas desde que la Comisión del Centenario me nombró embajadora del Hércules. Todavía no lo he asimilado; una persona no pública, como yo, jamás podía imaginar que me fuesen a llamar para ejercer esa labor.  Habiendo exjugadores que han dejado huella en el equipo a lo largo de su historia, personas que han trabajado allí y han derrochado herculanismo por los cuatro costados, entrenadores, directivos, algún político, personajes ilustres de la ciudad. Supone para mí, un reconocimiento a aquel equipo de fútbol femenino que se creó en la década de los 70, un grupo de jugadoras dirigidas por un entrenador, Enrique Vidal, que ejerció de mánager. El presidente del Hércules era D. Tomás Tarruella, fue nuestro mecenas y no escatimaba recursos económicos con nosotras. Jugábamos los partidos en La Viña. Costeaba los viajes, la indumentaria tanto deportiva como de paseo. Cuando se marchó Tarruella, nadie del club se quiso hacer cargo; tocó buscar empresas y comerciales inte...

Debut en el Campo de la Viña

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Nací enfrente del campo de La Viña, ubicado en mi barrio La Florida, en la calle Asturias, 28; en la trastienda de un comercio de Ultramarinos, cuya propietaria era mi abuela materna, pero lo atendían mi madre y mi tía.  Casualidad o coincidencia que vine al mundo un domingo 25 de  Mayo de 1958, esa tarde se jugaba un partido en La Viña: Hércules - Real Murcia, con derrota blanquiazul 0-1; ese partido mi padre no se lo perdió, porque mi madre se encontraba bien y no pensaba que se pondría de parto. Sucedió todo lo contrario, nací yo, la tercera hija; cuando mi padre llegó a casa con el disgusto que traía de la derrota, se llevó una gran sorpresa al ver que no era un varón lo que mi madre terminaba de parir. Le hubiese gustado un niño para que jugará al fútbol, él nunca se podía imaginar que unos años después su pequeña hija Andrea, iba a jugar al fútbol y mucho menos que debutara en el campo de La Viña. Pasaron unos años, ya tenía 12 cuando en Alicante había un equipo de fútbo...

Mis inicios con el balón

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Os voy a contar por qué jugué al fútbol: por prescripción facultativa. Cuando tenía un año, padecí una enfermedad llamada poliomielitis, me atacó en la pierna derecha. En mi barrio, La Florida, en 1959 hubo una epidemia de polio, afectando a varios niñ@s. Mis padres se dieron cuenta enseguida de que me estaba pasando algo porque no me mantenía de pie, me fallaban las piernas y una vez en el hospital, me detectaron la enfermedad, sufrí un foco de polio en la pierna derecha. Pasaron unos años de rehabilitación, baños de contraste de temperatura y masajes muy dolorosos. Poco a poco, me fui recuperando, ya no tenía dolor y podía andar perfectamente; llevaba una vida normal. Con el crecimiento, me iban poniendo un alza en mis zapatos porque los huesos y músculos dañados estaban más reducidos.  El traumatólogo recomendó a mis padres que hiciera mucho ejercicio con las piernas: bicicleta, natación... pero lo que más me gustó fue jugar al fútbol. Por eso, desde temprana edad, jugaba con mi...