Debut en el Campo de la Viña
Casualidad o coincidencia que vine al mundo un domingo 25 de Mayo de 1958, esa tarde se jugaba un partido en La Viña: Hércules - Real Murcia, con derrota blanquiazul 0-1; ese partido mi padre no se lo perdió, porque mi madre se encontraba bien y no pensaba que se pondría de parto. Sucedió todo lo contrario, nací yo, la tercera hija; cuando mi padre llegó a casa con el disgusto que traía de la derrota, se llevó una gran sorpresa al ver que no era un varón lo que mi madre terminaba de parir.
Pasaron unos años, ya tenía 12 cuando en Alicante había un equipo de fútbol de chicas, llamado Hércules de Alicante que se fijó en mí, me habían visto jugando en la calle con mi primo Andrés y sus amigos.
Precisamente su capitana María Cinta Peña que vivía en Florida-Portazgo y María del Carmen Mira, la segunda capitana del equipo que vivía en Ciudad de Asís, me conocían de haberme visto jugar en la calle con chicos. Y me propusieron si me gustaría jugar con ellas en el Hércules; no me lo podía creer, parecía un sueño inalcanzable.
Me convocaron para un partido amistoso, un torneo de Hogueras, en Junio-71 contra un rival de Elche, llamado Facasa, creo que ganamos 4-0; allí estuve en el banquillo por primera vez y sobre el minuto 65 me dijo el míster Enrique Vidal, que calentara que iba a jugar. Era un manojo de nervios. Las botas de fútbol me las dejó mi primo, porque yo no tenía todavía. En la tribuna estaba mi familia y mucha gente del barrio, hasta mi amigo José Noguera, sobrino de mi maestro del barrio D. David Noguera, acudió con sus amigos a vernos jugar. Me temblaba todo el cuerpo de ver a mi padre tan feliz, viendo que su hija pequeña iba a debutar en La Viña con su equipo del alma.
Era la benjamina del grupo, en esos años no había categorías por edades, como ahora: benjamines, alevines, infantiles, cadetes y juveniles. En este equipo habían compañeras mayores de 25 años, eran las veteranas, otras de edad juvenil y alguna de infantil, como yo, pero no había límite de edad. La mejor combinacion: juventud y veteranía.
Después de ese debut en La Viña, mi parque, dónde solía ir a jugar por las tardes, con mi amiga Loli González, hija del gran utillero Manolo González. Nos recorríamos todo el estadio, grada para arriba, grada para abajo, incluidos los vestuarios que apestaban a linimento Slogan (el tío del bigote).
Ya era jugadora del Hércules Femenino. Mi equipo desde el mismo día que nací, porque mi padre al día siguiente me hizo socia, hábito muy habitual entre la afición herculana. Por eso, puedo decir a los cuatro vientos que ese SENTIMIENTO que llevo en mi ADN me lo inculcó mi adorable padre. Presumía por esos campos de fútbol que su hija era la jugadora con el número 6, Andrea, la que llevaba la manija del equipoEfectivamente, después de ese primer partido, me ficharon en este club de fútbol llamado Hércules de Alicante C.F. Femenino. En él estuve cuatro años maravillosos, de mi pubertad y adolescencia, siendo una niña me convertí en una mujer que estaba practicando una actividad deportiva casi "prohibida" para las chicas y que a día de hoy, no me arrepiento de nada, a pesar de las trabas sociales que tuvimos que aguantar. Todos sabemos en aquellos años lo difícil que era para nosotras.
Por haber sido pioneras en el fútbol femenino, ánimo a todas las niñas que quieran ser futbolistas, a que realicen su sueño, hoy por hoy, lo pueden conseguir, a base de trabajo y constancia; pueden compaginarlo con los estudios perfectamente, igual que ellos.
Lo que te hace grande es tu honestidad y pasión por todo lo que haces, eres de las personas que sumas.
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